¿Nos hemos olvidado de dar las gracias?

Hoy se cumplen tres años de la madrugada en la que volví a nacer de manos del Dr. Arenal. No solo le estoy profundamente agradecido porque me rescató de entre los muertos cuando mi cuerpo estaba prácticamente sentenciado a la pena capital, sino porque además batalló sin cesar un caso que parecía perdido de antemano. Y así, tras sacarme del pozo y tras cinco intervenciones obró la proeza y regresé al mundo, ya no solo de los vivos sino también de lo cotidiano. Quisiera también dar las gracias a todos los profesionales anónimos que velaron por mí duranta esos largos días e interminables noches y a los no tan anónimos que además se convirtieron en un soporte psicológico de incalculable valor en esos complicados momentos. A las enfermeras Mirela, Araceli, Janette y Wences, las fisioterapeutas Laura y Paula, la instrumentista Charo y tantos otros de los que guardo un muy cariñoso recuerdo. A todos ellos les quiero hacer llegar mi más sincera y profunda gratitud por contribuir con su trabajo a salvar vidas (compartimos una misma misión a nivel laboral 😊) y por haberme cruzado con sus acertadas manos y sabios consejos dentro del tortuoso periplo que suponen este tipo de procesos. 

Ellos dirán que les va en el sueldo, lo que quizás sea una forma cortés de devolver el cumplido, y aun así continuaré dándoles las gracias una y mil veces. Pero muy a mi pesar muchos usuarios dan por sentado que no hay nada que agradecer por cumplir con tu trabajo. En una sociedad en la que estamos acostumbrados a que los supermercados rebosen de producto fresco, los pedidos online lleguen en menos de 12 horas y disfrutemos de toda suerte de comodidades en nuestras casas, creo que es importante no dejar de valorar la labor de todos los profesionales desde el que se levanta a las 2 de la mañana para que a las 10 de la mañana tengas tomates frescos a la puerta de tu casa como el cirujano que tras ocho horas de intervención salva la vida de un ser querido. Cualquiera de ellos, de nosotros, nos podríamos haber quedado en nuestra cama o en nuestra casa sin compartir con el resto de la sociedad el conocimiento, las habilidades, la energía, el trabajo bruto, la pasión… y en su lugar optamos por levantarnos pronto o no acostarnos, pasar menos tiempo con la familia o con los amigos para que tu paquete de adquirida felicidad llegue al día siguiente, como si de una urgencia vital se tratara.

Es así, vivimos en la sociedad de la inmediatez, es lo que nos ha tocado vivir, pero, por lo menos, no dejemos de dar las gracias, con inmediatez, si, pero también con una inmensa sinceridad y respeto, aprecio e incluso admiración por el trabajo y el tiempo de los demás.

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Anexo

Además de todos los abnegados profesionales que obraron el milagro, también, como no, quiero agradecer a mi familia y amigos todo los mensajes y llamadas de apoyo y el inquebrantable soporte que fueron durante esos largos meses. ¡GRACIAS!

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La imágen de cabecera ha sido generada con tecnología de Generador de imágenes de Designer

Comentarios

  1. Ayyyyy, la importancia de dar las gracias de corazón, amigo Zeus. Qué fundamental la labor de esos profesionales que nos han permitido disfrutar de vuecencia y tus distopías que nos pellizcan la conciencia. Un abrazo muy fuerte

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  2. Gracias David por tu comentario y por leerme con esos benévolos ojos. ¡Un muy fuerte abrazo amigo!

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