¿CUÁNDO NOS SEPARAMOS?

Clementina de Alba Cebrian


Hoy nos congregamos, tu querida familia, a tu alrededor para darte nuestro último adiós, para despedirnos, para despedirte y desearte la mejor de las venturas en este tu último y eterno viaje. 

Pero en realidad hace ya dos años que nos separamos, no intencionadamente ni por voluntad propia. La inoportuna pandemia nos encerró en nuestras casas y te privó de tus bisnietos y de tus nietos. Y a nosotros nos privó de tu gran corazón, de tu cariño, de tu talante, de tu querer entender a todos, que tanta falta hace en estos momentos, y de soñar con una vida buena y plena para los tuyos.

A ti te privó de nuestra compañía, de nuestros abrazos, de nuestros besos, de las monerías de tus bisnietos y de sus sonrisas cuando más lo necesitabas. Cuando esas caricias hubieran tenido un efecto más potente que cualquiera de todos esos preparados de botica con los que tuviste que convivir a diario. 

Afortunadamente, y crucemos los dedos para que siga siendo así, la pandemia no nos ha robado ninguna vida, pero nos robó el tiempo en vida. Nos usurpó los más preciados bienes de los que dispone el ser humano; el tiempo y la libertad. Nos desangró en vida y así, como zombis, hemos deambulado durante estos dos últimos años.

Contábamos cada mes, y cada día, y cada hora para que toda esta pesadilla se fuese como llegó, desapareciendo de nuestras vidas y de los telediarios de un día para otro, sin más ruido y sin más muertes. Soñábamos con poder abrazarte y pasear contigo. Soñábamos con charlar sobre Cabañas, sobre la cosecha, sobre la guerra que viviste. Soñábamos, aún más, verte jugar la partida. Soñábamos con verte caminar por la Calle Mayor. Pero el soñar, como el querer, no es suficiente y el tiempo se agotó.

Afortunadamente tus hijos han podido permanecer todo este tiempo a tu lado. Han podido acompañarte y darte su calor y seguro que transmitirte el nuestro, el de todos tus bisnietos y nietos. Tus hijos han velado por ti mañanas, tardes y noches, han intentado darte las mejores comodidades en cada momento, han paliado tus dolores y, al mismo tiempo, han seguido atendiendo y cuidando de sus familias.

Cuando hace dos años nuestras vidas se separaron repentinamente tus hijos eran el frágil nexo que nos mantenía todavía unidos a ti. Ahora esa conexión, ese puente lo conformarán nuestros recuerdos repletos de colores, de olores, de sabores y de caricias. Y ese mosaico de recuerdos no nos los podrá arrebatar ni esta pandemia ni la siguiente, y de esta manera no volveremos a separarnos jamás. Da igual a dónde te conduzca tu viaje y da igual por dónde nos conduzcan los ríos de nuestras vidas, nunca más volveremos a estar separados y eso nos llena de felicidad, de amarga felicidad.


En memoria de Clementina de Alba Cebrián.

Fallecida el 22 de febrero de 2022 en Palencia a la edad de 94 años.

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